Atreipsed

Sarbmos. 2139477688. oY. Atreipsed o algo así no recuerdo bien. El papel estaba arrugado y la letra algo borrosa cuando lo saqué de mi chaqueta. No es la primera vez que encuentro mensajes escritos en servilletas o pedazos de papel en algún bolsillo de un viejo pantalón o en la bolsa de una camisa. ¿Cuando los puse ahí? ¿Que quieren decir?

Recordé entonces que esta vez el sueño fue diferente a los demás. Levante los ojos a lo que parecía el cielo y las nubes eran tal como me las habían descrito en otra historia, esas que me han contado desde niño.

Empecé a recorrer el edificio aquel que parecían las escalinatas de una escuela y entonces decidí seguirlo. “Atreipsed” repetía mi cabeza con una voz silenciosa que solo se escucha dentro pero que sabía que no era la mía. Mis pasos parecían precisos como cuando cortaba la fruta para el desayuno esta mañana o cuando manejaba entre el tráfico de siempre. Todo fluía perfecto. Preciso. Cotidiano.

Y ahí estaba “oy” que soy yo mismo pero al revés tratando de descubrirme entre tantos otros que caminaban en este lugar. Entonces presentí que el autor quien me escribe a diario se había dado cuenta que yo me había dado cuenta que no era yo sino “oy” el producto de su imaginación. Escuche el eco de su risa en mi cabeza mientras me acercaba más a “oy” quien parecía acelerar el paso tratando de evitarme. “Nada de lo que ocurre aquí es tuyo. ¡Tu no existes! ¿Por que te afanas en querer descubrir lo que sabes no es verdad?”

Sabia que el autor había puesto esos pensamientos en mi cabeza. Por eso de vez en cuando recurro al error y me equivoco con frecuencia para sabotearlo y romper con el hilo imaginario de su historia. No se si funciona pero me da cierto sentido de poder. Poder ficticio…

¿Acaso así es el único momento en que puedo ser yo y estar en control de mi historia? Encontrar sentido en el caos y el error. Parece que los accidentes también están predispuestos y no son lo que parecen ser. Es la ilusión de la existencia. Una sombra. Solo la proyección pero no el ser en si mismo. Un vago discurso de una idea inacabada.

De pronto “oy” se ha detenido en seco frente a una puerta de cristal que parece que no quiere abrir o ¿es que prefiere desafiarme? El corazón se sobresalta en mi pecho y se me erizan los cabellos al distinguir apenas una tímida sonrisa en el reflejo. “Oy” sabe que crearíamos una paradoja si nos vemos y se auto destruiría todo esto que nos han hecho creer que es verdad. Eso soy yo-oy: solo un reflejo de alguien más. Nunca he sido el autor de mi historia sino el producto de la imaginación de alguien más. Una sombra.

“!Atreipsed¡” gritaba una voz desde lo alto. 2139477688 es el código para conectarme a la internet. Así fue como me escapé la primera vez. El autor lo sabe y me ha dejado creer que soy libre, que estoy en control. Sin embargo yo no existo. Por eso yo mismo me dejo mensajes para recordármelo en cada historia esperando que algún día pueda escapar. “!Atreipsed¡”

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