El grito obscuro

En los colmillos de la luna el perdón no tiene nombre
pinta escarlata la noche en que siniestra se adormece
cruje apolillada guillotina al subir tan delicada
destellando sus fulgores aquella tierna navaja
sanguijuelas los ojos succionando negro el paisaje
sortilegio sus palabras que jamás fueron enunciadas
clama la voz
grita el espanto
fiera sus voces
sucio el espacio
la boca queda aullando dolor serenata al pálido satélite que se precipita en el sol
arden los ojos
se pudren las manos
queda solo el grito
del eterno espanto!

-Josue Meneses (Circa 1997)

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